La Lengua de Señas en Argentina (LSA) es la lengua natural de la comunidad sorda argentina y no es universal. Cada país posee su propia lengua de señas que las personas sordas adquieren naturalmente, transmitiéndose de generación en generación, de adultos a niños. Su mayor característica es la de utilizar un canal de transmisión alternativo, en lugar del canal fónico-auditivo que usan las lenguas habladas. En este caso, usan el canal viso-gestual en reemplazo de la voz, y es percibida por la vista sin requerir del oído.

“En principio no se trata de deletrear palabras con señas, como muchos creen. El alfabeto manual es un préstamo de la lengua escrita, inventado por maestros oyentes para alfabetizar a las personas sordas y definitivamente no es la Lengua de Señas”, explica Valeria El Haj, directora médica de la obra social Ospedyc.

“En este lenguaje cada seña equivale al significado de una palabra y a veces hasta de una oración completa. No es la representación señada de la lengua hablada, sino que tiene su propia gramática de modo que no se puede señar y hablar al mismo tiempo. Al tratarse de una lengua polisintética, permite producir múltiples aspectos de la información simultáneamente”, agrega.

En cuanto al contexto pandémico actual, la comunidad sorda y aquellos que tienen una dificultad auditiva, expresaron sus inconvenientes para comunicarse por medio de la lengua de señas ante el uso de barbijo. Por lo que impulsaron una medida solidaria que es usar barbijos transparentes para que las personas sordas o hipoacúsicas no encuentren dificultades al comunicarse. “En una situación tan compleja como la que estamos atravesando, que podamos ponernos en el lugar de otro y evitar ponerle barreras a aquellas personas con discapacidad, es un detalle solidario para muchos y una felicidad para otros”, finaliza El Haj.